En este ensayo trataremos con las concepciones del espacio arquitectónico según Sigfried Giedion, las cuales constan en tres divisiones específicas que transcurren desde la antigüedad hasta nuestros días. Además, el análisis de estas concepciones nos acerca al entendimiento de la arquitectura misma.
Primero, debemos comprender qué es la arquitectura. Para esto, nos serviremos de la definición dada por la Real Academia Española, la cual considera a la arquitectura como Arte de proyectar y construir edificios. También, incluye cinco tipos de arquitectura posibles, en las que considera lo civil, la hidráulica, lo militar, lo naval y lo religioso.[1] Esto quiere decir que la arquitectura participa en todos los aspectos de nuestra vida, ya que ella nos facilita nuestra relación con el mundo.
Esta relación entre el hombre y lo arquitectónico se da a través del espacio. Esto se debe a que el hombre crea una relación psíquica con el mismo y es el que permite la ubicación de objetos tridimensionales.[2] En pocas palabras, el espacio es necesario para el desenvolvimiento de la vida cotidiana.[3]
Giedion, antes de adentrarse en la división de las concepciones del espacio, nos explica qué es el espacio, lo cual facilita el estudio del cual es objeto nuestro trabajo. Para él, el hombre sólo conoce el espacio de manera instintiva, a pesar de que nos relacionamos diariamente con él. Esto se debe a que es intangible, y sólo la presencia de la luz es la que nos produce la sensación de su existencia. Además, recalca que su esencia está dentro de la interacción de los objetos que le componen.[4]
El espacio, al ser un concepto tan ambiguo, ya que es intangible pero existente, ha sido objeto de estudio tanto para la física, la filosofía e incluso por las artes (a partir del renacimiento) según Giedion.[5] A pesar de esto, la aproximación que nos da este autor es de manera histórica, porque las tres concepciones que plantea tienen que ver con cómo se ha percibido el espacio en distintas épocas.[6]
Dicho esto, pasaremos a tratar la primera concepción del espacio, la cual consiste según Giedion en la arquitectura como volúmenes de espacios radiales.[7] Esto quiere decir que se daba importancia al volumen de las estructuras y la interacción entre ellas, con esto nos referimos a que la importancia se encuentra en el exterior del edificio.
Esta primera concepción se dio durante los inicios de la civilización hasta los griegos, quienes daban importancia al aspecto físico del edificio, ya que era la parte con la cual se relacionaban las personas que participaban en estas sociedades. Esto se debe a que no todos tenían accesos a las tumbas de los faraones (en el caso de los egipcios) o de los templos (en el caso de los griegos). Esto resulta en que la luz no incidía en el interior de los edificios, por lo cual, el espacio nunca puede ser percibido por el ojo humano.[8]
Otro aspecto importante es que durante la época en la que se dio la primera concepción del espacio, específicamente en Grecia, los edificios son agrupados libremente en el espacio en el que se puede construir, lo que también lleva a esa percepción de volúmenes que se suele tener en este tipo de arquitectura. Aunque, esta agrupación también tiene que estar basada en un diseño armónico para que sea agradable a la vista.[9]
El espacio, al ser un concepto, también está sujeto a las líneas de pensamiento que existen en determinada época, por lo tanto, para los griegos, la ubicación de los espacios también tenía que ver con una relación con la naturaleza. Con esto, Giedion quiere decir, que los griegos llenaban de significado a los distintos elementos naturales, por lo que un monte o una gruta pueden ser la morada de un dios específico. El espacio es legitimado por una aproximación psíquica o religiosa.[10]
Finalmente, tenemos que durante la primera concepción del espacio, surgieron las salas hipóstilas, las cuales, consistían en una sala en la que el techo estaba sostenido por columnas. Estas también creaban volumen dentro de la sala, lo cual no la hacía muy amigable para el tránsito de personas, pero si tenía un efecto visual.[11]
Ahora pasaremos a hablar sobre la segunda concepción del espacio, la cual se dio a partir del imperio romano. Según Giedion, esta diferenciación se da a partir de una nueva aproximación al espacio, donde lo interior ahora es privilegiado.
Una de las razones por la cual el espacio interior predominó a partir de esta época es por la invención de nuevos materiales y métodos de construcción, lo cual permitió crear nuevas formas que permitían una relación más directa con el hombre.[12]
Según Giedion, el apogeo de la segunda concepción del espacio se dio gracias a las grandes cúpulas construidas durante el imperio romano, en las que lo decorativo se vio privilegiado, ya que a través de las imágenes se podía transmitir al pueblo los grandes poderes y capacidades de sus gobernantes. El espacio fue usado como un medio simbólico para la propagación de ideas.[13]
Si tomamos esto en cuenta, nos daremos cuenta que el espacio tenía que abrirse hacia las masas, ya que para que estos mensajes surtieran efecto, necesitaban de alguien que los observara. Es por esto que también se construyeron tantos edificios públicos, ya que eran necesarios para contener a la sociedad de la época y atraerlos hacia un determinado fin político.[14]
Otro elemento de importancia en esta segunda concepción, es que al dejar de dar importancia al volumen del espacio, la misma configuración de las ciudades cambió. Por lo tanto, los edificios dejaron de agruparse para crear un efecto visual, sino que se comenzó a diseñar en base de una ordenación simétrica. Por lo tanto, las mismas ciudades cambiaron y se convirtieron en algo más amigable para grandes sociedades.[15]
Dicho esto, podemos concluir que salas como las hipóstilas dejaron de tener vigencia, ya que la columna no permitía apreciar a la decoración interna. Esto no quiere decir que se haya abandonado el uso de ésta, sino que sus aplicaciones eran completamente distintas, ya que más que elemento decorativo, la columna servía para fines constructivos.[16]
Finalmente tenemos la tercera concepción del espacio, la cual sólo abarca el siglo XX. Por esta cercanía con la época, el vislumbrar el uso de los elementos arquitectónicos resulta un tanto complicado, ya que no tenemos una perspectiva lo suficientemente amplia como para juzgar determinadas obras arquitectónicas.[17]
A pesar de esto, el espacio ha sido analizado por diferentes movimientos vanguardistas, como los cubistas, quienes lo basaron en el principio de la superficie plana, y más adelante, otros artistas realizaron nuevos análisis sobre el espacio.[18]
Sin embargo, podemos concluir que en la tercera concepción del espacio hay una fusión entre el volumen y el espacio interior, o al menos eso es lo que considera Giedion.[19] De hecho, este autor relaciona a la arquitectura con la escultura, ya que esta última logra irradiar un espacio a su alrededor, el cual lo convierte en algo propio y perteneciente a la misma obra.[20]
Actualmente, podríamos considerar a la arquitectura como una obra plástica, ya que el urbanismo actual da libertad a los diseñadores para crear grandes “esculturas” capaces de contener algo, con esto nos referimos a edificios. Es por esto que aparecen diseños que incluso podrían llegar a parecer descabellados, pero que efectivamente son obras arquitectónicas. Sin embargo, este modo de representación, hace que se cree un espacio nuevo, que le circunda, a través del volumen del edificio.[21]
También tenemos que el uso de nuevos materiales, como el acero o el vidrio, también permiten una conexión entre lo interior y lo exterior, por lo tanto, tenemos casos en los que ambos espacios se unen y conviven sin ningún problema.[22]
Giedion, aparte de nombrar estas tres concepciones del espacio, también determina que entre las dos primeras concepciones existió un fenómeno de tradición dado en Malta, en el que la forma circular se vio privilegiada, y que de alguna manera explicaría la aparición y el uso indiscriminado de la cúpula durante el imperio romano y otras sociedades posteriores.
Malta resulta un lugar un poco intrigante, ya que desde la edad de bronce, esta cultura anticipó la formación de espacios interiores.[23] Obviamente, este fenómeno estuvo dado mucho antes de la aparición de la antigua Roma, pero la curiosidad básicamente radica en que estos edificios se dieron justamente dentro de una sociedad en la que lo predominaba la creación escultórica.
Según Giedion, este anticipo se da ya que ellos no tenían ningún interés en la creación de volúmenes, ya que los templos eran rodeados por un simple muro, pero en el interior, se colocaban montículos y todo el recinto era adornado con tierra u otros elementos.[24]
Otro elemento muy particular es que los templos malteses, o sus restos, evidencian el uso de bóvedas y cámaras semicirculares. Y como recordaremos, estos elementos no reaparecen sino hasta la arquitectura romana. También, tenemos que la misma organización interior del templo corresponde con una organización simétrica y axial, lo cual resulta bastante extraño, considerando que las culturas inmediatamente posteriores no usaron este tipo de trazado.[25]
Como pudimos ver, Malta resulta una extrañeza en el medio del mediterráneo, sin embargo, vemos como contiene elementos de dos épocas los cuales no se verán enlazados sino hasta nuestros días.
Para concluir, tenemos que las concepciones del espacio, a pesar de ser intangibles, sí afectan nuestra vida, y a su vez, nuestras concepciones sobre el mundo también le afectan. Por lo tanto, tenemos que la relación espacio – hombre es recíproca, y un elemento es necesario para la existencia del otro. Por esto, podemos intuir que a pesar de que cada concepción tiene una vigencia por un largo período, mientras exista el hombre, seguirán apareciendo otros modos de representación en los que se verán nuevas relaciones entre volúmenes y espacios.
[1] El concepto Arquitectura fue tomado del diccionario de la Real Academia Española, versión online. Real Academia Española, http://www.rae.es(último acceso: 8 de Octubre de 2009) [2] Cf. Giedion, Sigfried. El Presente Eterno, tomo II, p.467. [3] Rudolf Arnheim, en su libro The dynamics of architectural form, nos presenta dos maneras de concebir el espacio. La primera, la cual es accesible a todo ser humano, es ver al espacio como una entidad contenedora finita o infinita, un vehículo capaz de ser llenado con cosas. La segunda concepción está sólo de la mano de psicólogos, artistas, etc. quienes son los que confrontan este término. De hecho, para poder explicar a qué se refiere el espacio, cita a Platón, quien lo determina como la madre y receptáculo de todo lo creado, lo visible y sensible de cualquier forma. [4] Cf. Ibídem. [5] Véase Op.cit. pp. 468 – 490. [6] Giedion hace un división tripartita de la concepción del espacio, más hay otros autores como Pierre von Meiss, que toma al espacio como referencia para nuestra existencia, por lo tanto, él lo divide en las siguientes categorías: espacio religioso y espacio secular, espacio personal y espacio colectivo, espacio natural y espacio citadino, entre otros. (Véase Elements of architecture: from form to place, p.135). [7] S. Giedion, La arquitectura, fenómeno de transición: las tres edades del espacio en arquitectura, p. 4. [8] Cf. El presente eterno, tomo II, p. 492. [9] Cf. La arquitectura, fenómeno de transición: las tres edades del espacio en arquitectura, p. 12 [10] Cf. Op.cit, p. 11. [11] Cf. Op.cit, p. 19 – 25. [12] Cf. Op.cit, p. 85. [13] Cf. S. Giedion, El presente eterno, tomo II, p. 492 – 493. [14] Cf. La arquitectura, fenómeno de transición: las tres edades del espacio en arquitectura, p. 89. [15] Cf. Op.cit, p. 91. [16] Cf. Op.cit, p. 25. [17] Para Christian Norberg – Schulz, la comprensión de la existencia de un movimiento moderno con una ideología y un fin concreto es lo que permite el acercamiento al estudio de la arquitectura del siglo XX. (Véase: Los principios de la arquitectura moderna, p. 13). [18] Cf. S. Giedion, Op.cit, p. 324. [19] Véase Op.cit, p. 325. A pesar de la claridad de Giedion sobre la conjunción del volumen y la forma, hay autores que según Christian Norberg – Schulz, consideran que la modernidad no tiene un fin específico y que no hay ninguna relación entre las construcciones. Él desmiente esto, ya que para él si existe un fin en común que permite la existencia de la arquitectura moderna. (Véase: C. Norberg – Schulz, Op.cit, p. 13). [20] Cf. Op.cit, p. 325. Pierre von Meiss también hace una referencia a este espacio que irradia la escultura o la arquitectura, ya que al entrar en contacto éste, comenzamos a experimentar el espacio. Además, nos dice que esta capacidad para irradiar está íntimamente relacionada con el tamaño, la naturaleza y el contexto del objeto. (Véase: Elements of architecture: from form to place, p. 93). [21] Cf. Op.cit, p. 325 – 326. [22] Cf. Op.cit, p. 326. Esta unión del espacio se puede ver claramente en la actitud de la sociedad actual, en la que muchas veces, una visión del espacio exterior (vista) es privilegiado sobre una mera decoración interior. [23] Cf. Op.cit, p. 26. [24] Cf. Op.cit, p. 29 – 30. [25] Cf. Op.cit, p. 34 – 45.
Bibliografía:
· Arnheim, Rudolf. The dynamics of architectural form. Londres: University of California Press, 1977.
· Giedion, Sigfried. El presente eterno. Madrid: Alianza Forma, 1981 - 1985.
· —. La arquitectura, fenómeno de transición: las tres edades del espacio en arquitectura. Barcelona: Gustavo Gilli, 1975.
· Meiss, Pierre von. Elements of architecture: from form to place. Nueva York: E & FN Spon, 1990.
· Schulz, Christian Norberg -. Los principios de la arquitectura moderna. Barcelona: Reverté, 2005.
Nota de la autora:
Este es un ensayo escrito para la asignatura Elementos de Expresión Visual II, de la Escuela de Artes, mención Artes Plásticas de la Universidad Central de Venezuela, Caracas.
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