Habitar es una palabra que proviene del latín habitare, y se refiere a los modos de vivir o morar. Esta, a su vez, es la raíz de otro término importante: hábitat, el cual, en sus distintas acepciones nos introduce los conceptos de lugar adecuado para que viva un organismo, especie o comunidad animal o vegetal, ambiente adecuado a gustos y necesidades, o finalmente, el espacio construido en el que vive el hombre. Es interesante observar cómo los conceptos de vivir y construir también comienzan a formar parte del habitar, en el sentido que son fundamentales para que se de la acción de permanencia en un lugar.
Habitar también es el título de un compendio de ensayos del arquitecto finés Juhani Pallasmaa, donde a través de cinco textos aborda este fenómeno desde distintas perspectivas. Este autor resulta fundamental para comprender que el habitar no solo se limita a un espacio físico definido, sino que rompe las barreras del espacio-tiempo, demostrando que más que una acción, es una cualidad mental y experimental. En el prólogo de su libro nos dice lo siguiente:
El acto de habitar revela el origen ontológico de la arquitectura, lidia con las dimensiones primordiales de habitar el espacio y el tiempo, a la vez que transforma un espacio sin significado en un espacio especial, un lugar, y, eventualmente, en el domicilio de una persona. El acto de habitar es el modo básico en el que alguien se relaciona con el mundo (Pallasmaa, Habitar, 2017, p. 9).
Normalmente el habitar es visto como una acción cotidiana más, la cual damos por sentado porque es inherente a todos aquellos actos que forman parte de nuestra rutina. Para poder desarrollar todas nuestras actividades fisiológicas, emocionales, profesionales, etc. Siempre será necesario el estar. Es imposible pensar en el comer, por ejemplo, sin encontrarse en un lugar determinado para ello, o incluso el vivir, sin tener un soporte para nuestro cuerpo.
Quizás es por esta condición de normal, que esta acción ha sido relegada y el pensamiento sobre ella dado por sentado. Sin embargo, consideramos que como diseñadores de espacios/escenario, es nuestra responsabilidad detenernos sobre ella, problematizarla y de ese modo, proponer nuevos espacios en los que las personas sean conscientes de su lugar en el mundo.
Creemos que la condición de ser extranjero sea la que mayor relevancia le da a este pensamiento, y es que cuando uno es separado de su lugar de origen, realmente se da cuenta de la importancia que tenían los lugares para el desarrollo de nuestra vida. Un gran ejemplo de ello lo encontramos en la novela El extranjero de Albert Camus, donde el protagonista, llamado Meursault, hace un recuento de todas aquellas cosas que se encontraban en su habitación:
Me ponía a veces a pensar en mi cuarto, y, con la imaginación, salía de un rincón para volver detallando mentalmente todo lo que encontraba en el camino. Al principio lo hacía rápidamente. Pero cada vez que volvía a empezar era un poco más largo. Recordaba cada mueble, y de cada uno, cada objeto que en él se encontraba, y de cada objeto, todos los detalles, y de los detalles, una incrustación, una grieta o un borde gastado, los colores y las imperfecciones. Al mismo tiempo ensayaba no perder el hilo del inventario, hacer una enumeración completa. Es cierto que fue al cabo de algunas semanas, pero podía pasar horas nada más que con enumerar lo que se encontraba en mi cuarto. Así, cuanto más reflexionaba, más cosas desconocidas u olvidadas extraía de la memoria. Comprendí que entonces que un hombre que no hubiera vivido más que un solo día podía vivir fácilmente cien años en una cárcel. Tendría bastantes recuerdos para no aburrirse (Camus, 1990, p. 25).
Este acto, que parece fortuito, o solo como un acto para pasar el tiempo, conlleva una carga muy importante y es que en el momento que Meursault se abstrae de su realidad para recordar su lugar en el mundo, hay una especie de desdoblamiento que hace que la persona, aunque esté físicamente en un lugar, su memoria está habitando otro espacio, el cual es indiferente si existe o no realmente, ya que quedó inscrito en el tiempo y puede ser recuperado, vivido, e incluso transitado desde el recuerdo.
Una vez, como diseñadores, somos conscientes del alcance que tienen los espacios en su relación con el tiempo y el ser, tenemos la responsabilidad de crear lugares que sean realmente hechos para vivir y conmover, que estén alejados de tendencias efímeras y que respondan a las historias, necesidades o incluso planes de las personas que le habitarán.
Si tomamos como referencia a Juhani Pallasmaa o a Peter Zumthor, podemos intuir cuáles elementos son aquellos que permitirán una mayor respuesta a estos espacios. Y es que resulta interesante que estos autores nos plantean incorporar factores que, a primera vista, no son los que vemos comúnmente asociados a la arquitectura. Por ejemplo, Zumthor en su texto Atmósferas nos cuestiona por la temperatura de una habitación y su percepción a través de la piel, o nos dice directamente ¿Cómo suena realmente un edificio cuando lo atravesamos? (Zumthor, 2006, p. 31).
Por todo lo nombrado, podemos decir que habitar es una posición frente al mundo, es la decisión de cómo vivimos, en qué condiciones, e incluso en qué momento. Es por ello que escoger el lugar donde vivimos no es una decisión que se toma a la ligera, como la selección de todos aquellos objetos que nos rodean. Cada decisión debe ser curada para lograr vivir en un espacio que será realmente trascendental, por ello, la selección debe partir desde un ejercicio sensible, y no del mercadeo de nuevas viviendas, que quizás sean hermosas para el ojo, pero nuestro ser no las percibirá de la misma forma.
Referencias bibliográficas:
Camus, A. (1990). El extranjero. Chile: Editorial Andrés Bello.
Pallasmaa, J. (2017). Habitar. São Paulo: Gustavo Gili.
Zumthor, P. (2006). Atmósferas: Entornos arquitectónicos - las cosas a mi alrededor. Barcelona: Gustavo Gili.
Nota de la autora:
Este es un fragmento de nuestra cartografía reflexiva para el programa Especialización en Intervención Creativa de la Colegiatura Colombiana, Medellín.
Nos reservamos todos los derechos de reproducción parcial o total de este trabajo. Cualquier uso de este texto sin la correcta cita se considerará como una infracción a los derechos de autor.
Puedes consultar otros textos académicos de nuestra autoría en https://colegiatura.academia.edu/AdrianaLorenzo
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