top of page

Crónicas de un espacio: Una vida de recuerdos.

Foto del escritor: Adriana LorenzoAdriana Lorenzo

El hogar no es un simple objeto o un edificio,

sino una condición compleja y difusa, que integra memorias

e imágenes, deseos y miedos, el pasado y el presente.

Un hogar también es un conjunto de rituales, ritmos personales

y rutinas del día a día.

Juhani Pallasmaa


Cuando cerré la puerta por última vez sentí como una etapa muy importante terminaba. No estaba segura de lo que vendría, era como entrar en un túnel sin saber muy bien qué encontraría al otro lado. Solo rezaba para que fuera luz.


Mi esposo me propuso la idea de emigrar y, aunque gozábamos de una buena posición social y económica gracias a nuestros apellidos, entendía que la situación del país no iba a mejorar. La guerra hace eso, destruye las certezas construidas en un par de bombardeos. Ya parte de nuestra familia había partido a otros países, y yo era reacia a hacerlo. No quería separarme de mi hogar, en él estaba toda mi vida.


Sus espacios contenían pequeñas partes de mi historia: en la habitación del fondo, en el segundo piso, mi madre me trajo al mundo; en la mesa del jardín, mi tía me dio mis primeras lecciones de lectura y escritura. Ella, quien enviudó antes de tener hijos, tomó seriamente mi educación y me ayudó a entender la importancia del hogar. Mi tia era una ávida lectora de John Ruskin y por eso me hizo memorizar una de sus citas más célebres:


Si los hombres vivieran realmente como hombres, sus casas serían templos, templos que apenas osaríamos tocar y en los que nos haría sagrado el poder vivir.


Esta frase me hizo entender a muy corta edad la importancia de la curaduría. Si en los museos entienden el cuidado que se debe tener con las piezas y artefactos milenarios ¿por qué no habríamos de tenerlo con nuestros objetos de uso cotidiano? ¿Acaso las capas de olvido son los que les hacen especiales? ¿No podemos tener el mismo respeto por aquellas cosas y espacios que nos permiten vivir?


Convertir mi hogar en un templo de nuestra vida, la de mi familia, era una tarea que asumí como un propósito de vida. Mi sueño era que mis hijos, nietos y todos los que vinieran después, pudieran conocerme a través de mi colección de miniaturas, que supieran cómo pensaba a través de mis libros, qué colores me gustaban por mis acuarelas, o mi pasión por el detalle, ese que se reflejaba en los patrones intrincados del papel tapiz que cubría mi pequeño salón de costura.


Desmantelar, empacar y cerrar ese templo era algo impensable, pero tuve que hacerlo para asegurar nuestro futuro.


Al verme tan deprimida por la desaparición de mis recuerdos, mi esposo propuso acabar con mi nostalgia a través de un nuevo proyecto. En este nuevo lugar, al que nos dirigíamos, me dio carta blanca para construir un nuevo hogar, en el que todo lo que yo deseaba sería realidad. Yo no estaba muy segura si su idea funcionaría hasta que una noche, mientras leía, tuve una revelación.


Peter Zumthor, un renombrado arquitecto que recién conocía, no hablaba de sus diseños desde la materialidad, como lo había hecho Le Corbusier en su momento con sus máquinas para vivir, sino que realizaba un análisis de su labor desde una palabra simple, sonora, cargada de sentido: la atmósfera. Él decía lo siguiente sobre la arquitectura:


Intento pensar en ella como masa corpórea, como membrana, como material, como recubrimiento, tela, terciopelo, seda, todo lo que me rodea... ¡El cuerpo! No la idea de cuerpo ¡sino el cuerpo! ¡Un cuerpo que me puede tocar! (1)


Allí comprendí que si yo fui capaz de llevar vida en mi vientre, crear cuerpos con mi cuerpo, en mi existía una capacidad creativa que me permitiría construir, deconstruir, adaptar y hacer lo que quisiera en mi lugar en el mundo, el de mi familia, el de las generaciones futuras. Yo hago mi espacio en la medida en que le entrego mi vida y éste la protege del mundo que nos rodea.


¿Qué se puede interponer a la casa museo de mis recuerdos y experiencias para que estos perduren en el tiempo?



(1) Zumthor, P. (2006). Atmósferas. Entornos arquitectónicos - Las cosas a mi alrededor. Barcelona: Gustavo Gili. (p.23)


 

Nota de la autora:

Este ensayo fue un ejercicio académico para la asignatura Foro Creatividad y Contexto Social III del programa Especialización en Intervención Creativa de la Colegiatura Colombiana, Medellín.


Nos reservamos todos los derechos de reproducción parcial o total de este trabajo. Cualquier uso de este texto sin la correcta cita se considerará como una infracción a los derechos de autor.


Puedes consultar otros textos académicos de nuestra autoría en https://colegiatura.academia.edu/AdrianaLorenzo




23 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page